Vistas de página en total

Datos personales

Mi foto
Motril, Costa Tropical de Granada, provincia de Granada, Spain

sábado, 26 de junio de 2021

HERMANAS BANAT ZIYAB Guadix

La mujer hispanomusulmana sufría la reclusión del velo y el harén, pero a veces, en las clases altas algunas hijas únicas o sin hermanos varones tenían una leve libertad si permanecían solteras.

Las hermanas Hamda y Zaynab eran poetisas de Guadix en la dura época de la dominación almohade.  Ellas eran autoras de poemas homoeróticos entre otros tipos, pero que no podemos adjudicar a una u otra por no dejarlo claro la Historia. 

Uno de sus hermosos poemas expresa la pasión de una de las hermanas hacia otra joven:

Las lágrimas revelan mis secretos en un río
donde hay tantas señales de belleza;
es un río que rodea jardines
y jardines que bordean el río;
entre las gacelas hay una humana
que posee mi alma y tiene mi corazón.
Esa es la razón que me impide dormir:
cuando suelta sus bucles sobre el rostro
parece la luna en las tinieblas de la noche;  
es como si a la aurora se le hubiese muerto un hermano
y la tristeza se hubiese vestido de luto.

Hermanas Banat Ziyad                                                


Manuscrito de un poema musulmán

Tras la época almohade la voz femenina desaparece, como si el Reino de Granada nazarí dejase caer de nuevo el velo del harén que se había levantado levemente.

MUHAMMAD IBN GALIB

La actual Región Granadina tiene un rico pasado en poesía, aquí voy a estudiar un poeta venido de la zona de Valencia y afincado en Málaga, una hermosa ciudad tantos siglos integrada en el Reino milenario de Granada.

De Muhammad Ibn Galib, conocido con el nombre de al-Rusafi, no se conoce la fecha de nacimiento, pero sí la de su muerte, 1177; nacido en Ruzafa, Valencia, pero vivió en Málaga.

Los poemas homoeróticos de al-Rusafi, no sólo trataban la belleza de los efebos sino también la descripción de los artesanos, por ejemplo, en este caso usa la metáfora de la esbeltez de la cintura como una rama:

Aprendió el oficio de carpintero y me dije:
«Quizá lo aprendió del aserrar de sus ojos en los corazones»
¡desgraciados los troncos que se apresta a cortar,
unas veces tallándolos y otras a golpes!
Ahora que son maderos, comienzan a coger el fruto de su delito,
de cuando, siendo ramas, se atrevieron a robar la esbeltez de su talle.

E. García Gómez, El libro de las banderas, p. 252.

La mayoría de las moaxajas están dedicadas a efebos,
cosa habitual en gran parte de la poesía hispanomusulmana medieval.